martes, 10 de septiembre de 2013

Soria de principio a fin

Soria es una región ideal para visitar por el viajero ávido de sensaciones diferentes. Este paraje desconocido para muchos de nuestros amigos a quienes pedimos recomendación, finalmente acabó siendo una mezcla de sitios naturales, historia y hasta poesía que hicieron nuestra estancia allí muy placentera.

Llegamos desde Madrid tomando primero la A1 y luego la N110. Nuestro primer alto en el camino fue el pueblo de San Esteban de Gormaz. Esta localidad enriquece su historia contando que dio refugio a las hijas del cid, quienes al ser ultrajadas por sus esposos los infantes de Carrión en Castillejo de Robledo, fueron rescatadas por su padre y puesta a buen resguardo aquí. Incluso algún pueblerino nostálgico puede llegar a contarte que el autor del cantar era oriundo de esta tierra. Posee un encanto especial que se siente al recorrer sus calles estrechas donde pueden descubrirse escudos heráldicos en muchas de sus casas, cual pueblo medieval. Son de resaltar aquí sus dos iglesias de San Miguel y del Rivero  fieles al estilo románico con su entrada porticada que recuerda muchas otras ya vistas por nosotros como la de San Millán de Segovia y la de San Vicente de Ávila.


Iglesia de San Miguel San Esteban de Gormaz Soria
Iglesia de San Miguel, San Esteban de Gormaz


De esta primera se dice que estaba en construcción en los tiempos del Cid y que sea posiblemente una de las iglesias románicas más antiguas de cuantas en España se conservan. Precisamente en San Esteban, puede visitarse un parque con las muestras del románico en Castilla y León donde pueden verse miniaturas de estos y otros monumentos de este período. Justo premio para Soria que sin dudas constituye un museo viviente del arte románico. Antes de abandonar San Esteban es recomendable visitar los restos del castillo ubicados en un cerro que domina la población. Allí mirando desde las alturas, uno puede hacerse participe de su milenaria historia siendo testigo mudo de las luchas de moros y cristianos por hacerse con su dominio.


Vista panorámica de San Esteban de Gormaz
Vista Panorámica de San Esteban de Gormaz, con los restos del castillo en el fondo


Dejando San Esteban por a poca distancia nos encontramos con el Burgo de Osma, ciudad amurallada que creció en torno a su catedral. Visitándola pudimos ser participes de sus fiestas y de su graciosa tradición de que los niños huyen a toda velocidad por sus calles perseguidos por un enmascarado.
Muralla y Catedral de El Burgo de Osma
Muralla y Catedral de El burgo de Osma
El Burgo de Osma
El Burgo de Osma

En sus cercanías esta el yacimiento de la ciudad celtíbera Uxama que puede ser visitado y cuenta con un aula arqueológica, y mas al norte el pueblo medieval de Ucero. Estos nos los apuntamos para una próxima visita.

Siguiendo nuestro recorrido a la capital, pasamos por Calatañazor, lugar que realmente merece mucho la pena visitar. Tuvimos referencia de él a través de este articulo que lo cataloga entre los 10 pueblos con más encanto de España junto a Patones de arriba en el que ya hemos estado.
Calatañazor Soria
Calatañazor, Soria

De aspecto medieval, parece totalmente detenido en el tiempo, con calles empedradas y casas de adobe, situadas en una colina a la usanza de las poblaciones que buscaban la protección de sus enemigos en las barreras naturales. En vistas a esto, también tiene un castillo que domina su punto mas alto y una iglesia que es a la vez museo de la localidad. Se dice que en Calatañazor, Almanzor perdió el tambor en referencia a que se cree que fue aquí donde finalmente fue derrotado el temible guerrero y posteriormente trasladado a Medinaceli donde reposan sus restos.

Ya casi extenuados llegamos a Soria y fuimos en busca de nuestro hotel El Cadosa, situado a 5 km de la ciudad. Resulto el típico hotel de paso, en el que solo se va a dormir y viendo esto y a pesar de haber reservado con bastante anterioridad nos pareció bastante caro. Una simple exploración en internet basta para comprobar que en Soria capital no existen muchas más opciones donde escoger, siempre y cuando no se opte por visitar alguno de los privilegiados paradores con que cuenta la ciudad.

Al otro dia, con las pilas recargadas enfilamos hacia el yacimiento de Numancia, que fue una de nuestras motivaciones en este viaje. La leyenda de la ciudad celtíbera que resistió durante mas de 20 años el ataque de los romanos y que finalmente sucumbió ante el sitio del general Escipion y cuyos habitantes prefirieron inmolarse en una hoguera gigante a ser esclavos nos tenia cautivados desde hacia tiempo.
Numancia
Numancia

La visita puede hacerse por menos de 5 euros incluyendo un guía, arqueólogo del yacimiento que explica con todo lujo de detalles las distintas fases por las que paso la ciudad, los pormenores de la vida de sus habitantes y como el general romano ideo su toma, situando 7 campamentos por el valle que la rodea y extendiendo una empalizada por entre los mismos de manera que no se pudiese entrar ni salir.
Casa Romana, Numancia
Casa Romana, Numancia

También puede conocerse mediante los trabajos arqueológicos allí desarrollados, pormenores y curiosidades de la vida diaria de las poblaciones celtíberas, por ejemplo como estructuraban su casa, como enterraban a sus muertos con sus armas dobladas para que fuesen inútiles en la otra vida, o como los abandonaban tras morir en batalla, creyendo que al ser comidos por los buitres llegaban junto a Dios mas rápidamente. Sin dudarlo es una de las visitas a las que mas jugo he sacado de todas las que he ido.
Ruinas de Numancia con reconstruccion de casa celtibera al findo
Ruinas de Numancia con reconstrucción de casa celtíbera al fondo

Saliendo, si aún se quiere profundizar más en el tema, puede visitarse el aula arqueológica de Garray o el museo Numantino en la capital. Estando cerca de Soria  es muy recomendable acercarse a comer en Valonsadero, un paraje campestre donde se pueden ver animales en libertad, apreciar pinturas rupestres o degustar en el restaurante La casa del Guarda de platos típicos de la cocina soriana con muchos de sus platos basados en el cerdo, tanto que hasta puede encontrarse en el Burgo un museo dedicado a la matanza de este animal. La tarde la dedicamos a recorrer Soria capital que posee varios lugares, pero no llevan mucho más que un día de visitar. 

Puede verse la plaza mayor, la concatedral de San Pedro, la iglesia románica de Santo Domingo, los arcos de San Juan de Duero, o el instituto Antonio Machado. Precisamente Soria fue testigo de la vida de dos grandes de la poesía hispana Becquer y Machado y de este último la ciudad cuenta en voz baja, por cada uno de sus calles, los detalles del romance que tuvo con una hija de allí, Leonor, a la que doblaba en edad y que fue malograda por la muerte temprana de esta, sumiendo al poeta en una profunda depresión que lo llevo a alejarse de Soria.
Arcos de San Juan de Duero, Soria
Arcos de San Juan de Duero


Un consejo es que mientras se camina por El Collado, se debe de probar alguna de las pastas de Soria. Si tenéis suerte, algún soriano os recomendara comprar las hechas por las monjitas en el monasterio de las hermanas clarisas, junto a la iglesia de Santo Domingo. Todo una delicia. 

Otra leyenda que cuentan los orgullosos sorianos es la de San Saturio, hijo noble de la ciudad que en el siglo VI decidió donar sus bienes a los necesitados y mudarse a una cueva en las cercanías del Duero para consagrarse a la oración.
Ermita de San Saturio
Ermita de San Saturio

Su vida y milagros fueron trasmitidos al pueblo de Soria por su discípulo provocando en todos una devoción que llega hasta hoy y gracias a la cual se edifico en las margenes del río una ermita sobre la supuesta cueva del patrón, la cual se yergue a gran altura siendo un conjunto sorprendente a la vista por fuera y cautivante por dentro.

Y así termino nuestra incursión en estas tierras, habiendo hecho otra escala en Almazan, lugar con poco interés a nuestra vista y dejando para otro viaje Medinaceli, mientras volvíamos a Madrid primero por la N111 luego por la A2. Volvimos extenuados y satisfechos con lo fructífero de nuestro viaje de dos días.

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