martes, 20 de agosto de 2013

Descubriendo Guimaraes

A Guimaraes fuimos por casualidad. Cuando caímos en la cuenta de que 4 días eran demasiado tiempo para conocer los recovecos de Oporto, y mucho para desperdiciar de ese maravilloso país que es Portugal. Entonces, era eso, o salir de la ciudad, o pasarnos la jornada tumbados en la arena de una playa donde los únicos que se atrevían a poner un pie en el agua, eran unos surfistas que se veían realmente enamorados de su hobby.


Yo quería ir a Braga. La verdad es que al pronunciar el nombre de esa ciudad lo primero que me vino a la mente fue aquel estadio de la Eurocopa 2004, construido en lo que antes fue una cantera y pensé que una foto mia allí, con los goles de Van Nistelroy a Letonia de fondo no tendría desperdicio en mi muro de facebook. Luego vino mi cari que descubrió artículo por internet donde hablaba de la gratitud histórica que guardan los portugueses por Guimaraes y como en muchas ocasiones, me convenció a regañadientes. Le dije que ibamos, que ya si no quedaba tiempo luego, se encargaría ella solita de planificar otro viaje hasta Portugal y llevarme a ver el estadio ;-)



Partimos de la estacion de Sao Bento. El viaje en tren además de ser muy barato, tiene un paisaje totalmente recomendable, que hace olvidar por poco mas de una hora nuestras mas que habituales vistas semi-desérticas a traves de la ventana. Ya se de donde sacaron los portugueses el color de la bandera, pensé para mis adentros, mientras disfrutaba de aquel verde sin fin.



Casi desprevenidos nos sorprendio la estación y luego la ciudad. Guimaraes es así, en un principio parece sencilla y modesta, pero tiene el don de irse desenvolviendo poco a poco hasta llegar a atrapar a quien la visita, y en un principio creyó no encontrar mucho allí donde iba. Muy recomendable al llegar, bajar hacia el centro por una de las calles perpendiculares a la estación en la que puede encontrarse una oficina de turismo. Allí con esa jovialidad que caracteriza a los portugueses, una chica nos explicó  en un muy buen español, los pormenores turísticos disponibles, mientras nos hacia un croquis en el mapa.



Saliendo de la oficina de información chocamos de frente con un fragmento de lo que fue la muralla, con un cartel que pone "Aqui nasceu Portugal". 

Aqui nació Portugal, Inscripción en la muralla de Guimaraes
Aquí nació Portugal


Esto resumidamente quiere decir que aquí nació Afonso Henriques quien dadas ciertas circunstancias desafió a los ejércitos de León y a la iglesia con el fin de hacer de Portugal un reino autónomo  El lugar de su victoria mas importante sobre los ejércitos leoneses precisamente marcaba un punto en el croquis de nuestras manos, el castillo de Guimaraes. Esta es una construcción medieval de varios metros de altura, que emociona solo de saber la cantidad de historia que esconde tras sus piedras. Desde allí se puede disfrutar de una vista panorámica de la ciudad al estar situado en una colina de la misma. El único pero que tiene es que quizás podría estar un poco mejor conservada o al menos tener una protección para no tener la posibilidad de precipitarte al vacío desde la escalera de 20 metros de alto, pero bueno, tener un monumento como ese y encima abierto gratis a los visitantes ya es un lujo como para estarse quejando tanto.
Castillo de Guimaraes
Castillo de Guimaraes



Justo a un lado del castillo esta el palacio de los duques de Braganca. Este si se cobra y si esta bien mantenido, tanto que es uno de los interiores de castillos medievales que mas me han gustado por lo real que parece. Aquí además de a la recreación de la época hay varias salas dedicadas a contar la historia de la localidad y sus personajes que no tienen desperdicio para quien guste del tema.

Iglesia de Nuestra Señora de Consolación y Santos Pasos
Iglesia de Nuestra Señora de Consolación y Santos Pasos


Para llegar a la colina, atravesamos la muralla y el centro del pueblo pasando por la Iglesia de Nuestra Señora de Oliveira y el convento de Santa Clara. Algo que sorprende de Guimaraes es lo bien conservado que están sus edificios, jardines y parques, lo cual es un verdadero contraste cuando se viene del Oporto decadente y melancólico. Quizás se debiera a que en el momento de nuestra visita la ciudad festejaba haber sido elegida como Capital Europea de la Cultura y se engalanara para tales menesteres.

Guimaraes
Guimaraes


Luego de disfrutar de una comida en la plaza central, acompañada de una caipirinha en toda regla, enfilamos hacia el teleferico de Guimaraes. En el camino descubrimos la iglesia de Sao Gualter con sus impresionantes jardines los cuales comienzan cerca de 100 metros antes de la misma. 

Curiosa fuente en Guimaraes
Curiosa fuente en Guimaraes


Esto hace que la vista se divida en tres planos las flores, luego la iglesia, luego el teleférico...Hermoso!!! La subida de cerca 750 metros altura y mas de 4km de trayecto conduce a una especie de parque urbano, que sin duda merecería una visita individual de todo un día. Por lo que pudimos ver había allí un poco para todos los gustos desde
un camping de verano, piscina, mini golf, cuevas y hasta dentro de las cuevas una capilla a nuestra Señora do Carmo y una brasería típica portugesa con una pinta tal que fue todo una pena perdérsela por falta de tiempo. 



Descendiendo de las alturas de vuelta a las calles, solo quedaba tiempo antes de la partida del tren, para retomar el plan inicial yendo al Estadio Afonso Henriques y no dejar el muro del facebook sin actualizar.

Viaje a Oporto


Esta vez voy a contarles sobre nuestro viaje a Oporto, Portugal, lugares visitados, mi experiencia y puntos de vista.... Oporto es una ciudad que despierta sensaciones dormidas, nostalgia, sorpresa, melancolía, paz, toda una mezcla que hacen que uno sienta que esta descubriendo lo que ya ha sido descubierto, la llamé la ciudad gris de techos naranjas, la ciudad de los puentes, de sus barcas en el Duero, de sus gaviotas que no descansan, de azulejos y balconcillos pequeños... de olor a madera y sal, de atardeceres sublimes.

Viajamos en Ryanair, el vuelo super rápido y el paisaje incomparable, muy verde, de montañas majestuosas atravesadas por ríos, de hecho la mayor parte del viaje es sobrevolando al Duero, hermoso río.

Llegamos a las 9 al aeropuerto Francisco Sá Carneiro de Oporto. Este, a pesar de ser pequeño sorprende por su modernidad y estilo. En 2010 se clasificó como el segundo mejor aeropuerto de Europa y como el sexto mejor aeropuerto del mundo de hasta 5 millones de pasajeros. En la oficina de información te dan una atención excelente, muy amables te suministran mapas y te ayudan a encontrar lo que desees.

Aquí mismo puede cogerse el metro que pasa por la estación Trinidade, justo en el centro, donde confluyen todas la líneas. En nuestro caso tomamos el bus 602, que nos dejaba cerca del hotel. El star inn porto, a 14 km del aeropuerto y a 20 min del centro en bus, con buena comunicación 2 autobuses 304 y 301, y el 300 hasta el hospital Sao Joao donde puedes coger el metro. Si tienes coche hay parking gratuito, lo único si vas a estar fuera todo el día y no tienes coche, regresa antes de las 21 horas pues aun no se por que pero en Oporto a esa hora apenas encuentras gente en la calle, sera que duermen temprano??? y los autobuses escasean, consejo si eres cliente habitual del Ibis hay uno justo al lado de la universidad, donde hay metro y ese si funciona hasta mas de las 24 horas. En sentido general el hotel está bien, limpio y económico.

El día de la llegada luego de desayunar en el hotel salimos a conocer la ciudad, fuimos en el metro, nos quedamos en la estación de Aliados que esta justo en la avenida que lleva su nombre, presidida por el imponente Conselho o Ayuntamiento, esta parte es conocida como Baixa, con la Plaza da Liberdade es lo que vendría a ser la plaza central de Oporto, todos los edificios blancos que rodean esta plaza son de finales del siglo XIX o principios del XX, hechos con majestuosidad modernista. Aquí caminamos hasta el mercado de Bolhao, lugar que ha quedado detenido en el tiempo, con sus puestos de flores, frutas, pescados es un centro importante de comercio, activo desde 1914. Caminando entre sus estrechos pasillos puede uno dejarse llevar y ensoñarse en como habría sido la vida en Oporto hace 50 años o más. Esquivando toldos para el sol y pregones de vendedores se pueden encontrar además de productos frescos para comprar, gran cantidad de artesanías, así como algunos puestos para comer, lo cuales a pesar de su aparente simplicidad y hasta aspecto descuidado cuentan con notas de recomendación en mas de 10 lenguas diferentes dejadas por sus visitantes a largo de los años. Hubiese sido bueno probar algo allí pero la hora no era la ideal.

Saliendo de Bolhao, por la rua Fernandes Tomas llegamos a la rua de Santa Catarina, justo en esta esquina está la Capela das Armas que fue nuestro primer encuentro las cubiertas de azulejos azules. Construida a principios del siglo XVIII fue vestida su cubierta en 1929 por el ceramista Eduardo Leite, donde se recrean escenas biblicas, claro luego descubres que hay muchas iglesias como esta en la ciudad e incluso fuera, también la mayoría de las casas tienen el frente vestido de azulejos y el arte de representación en azulejos puede verse también en el salón de espera de la estación de Sao Bento, sin palabras...
Continuamos camino cuesta abajo, pasando por el famoso y tan recomendado café Majestic, que según cuentan fue durante mucho tiempo sitio de reunión concurrido por diversas personalidades influyentes en el panorama portense. Mas abajo la iglesia de San Idelfonso, también de fachada con azulejos azules a la cual no pudimos entrar por estar en reparación. Doblando por la rua 31 Janeiro puede divisarse la capilla dos Clégicos en la distancia, cuya torre puede observarse desde varios puntos de la ciudad. Pasamos por la estacion de Sao Bento, aquí entramos e hicimos investigaciones pertinentes para futuros viajes a Guimaraes, Braga o Aveiro, a estas alturas no teníamos totalmente decidido los destinos.

Bajando por la rua de las Flores fuimos buscando la Ribeira, entre callejuelas estrechas repletas de edificios, casi descoloridos, pero de aspecto nostálgico, algunos hasta abandonados. Arribamos precisamente por la plaza de la Ribeira, aquí encontramos un panorama encantador, el río cruzado por el puente Luis I, las coloridas casas de la Ribeira con sus bodegas, que hoy funcionan como restaurantes y la maravillosa vista de la Gaia, la población que se situa en la ribera opuesta del Duero y alberga las mas famosas bodegas de vino de Oporto, sus barcas ancladas en el muelle y el monasterio de la Serra do Pilar, sobre el puente.

Ya estábamos en horario de comida, así que buscamos un restaurante de esta misma calle que había sido recomendado en un blog por otros viajeros anteriores, el Filha da Mae Preta en el número 39 de la Ribeira, aceptamos las bolinhas de bacalau que dan como entrantes y que se cobran y pedimos arroz con freixao y costeletas de porco, acompañado de ensalada y vino blanco de la casa, muy abundante y deliciosa, con la brisa del rio, la vista y la comida te extasías de una forma tal que no deseas de ninguna forma abandonar el sitio. Al terminar decidimos tomar el funicular para subir hasta la parte alta de la ciudad, aquí volvimos a la estación Trinidade para dirigirnos al estadio do Dragáo al cual se llega por la líneas A, B o E y es visita obligatoria para nosotros pues mi cari siempre que visita una ciudad trata de ir a su estadio y más este que es especialmente importante, fue inaugurado el 16 de noviembre de 2003 en un partido amistoso con el FC Barcelona y en él se desarrollaron cinco partidos de la Eurocopa 2004. Es la sede actual del Porto FC.


Segundo día, objetivo: Recorrer la mayor parte de los sitios del centro, así que salimos temprano en la mañana, quedándonos en la estación de Trinidade pasamos por la iglesia, donde tomamos algunas fotos y de aquí directo al mercado de Bolhao lugar que escogimos para desayunar, unas exquisitas tostas con mantequilla para mí, de jamón y queso para cari, ambas con zumo, ufff delicioso. Volvimos al ayuntamiento, bajando por la avenida de los Aliados hasta la plaza da Liberdade en su centro una estatua del rey Pedro IV, aquí doblamos a la derecha hasta Igreja Dos Clégicos, subimos a la torre desde donde puede divisarse toda la ciudad y parte de la Gaia, viendo sus tejados con claraboyas en forma de pequeñas cúpulas, cuando estás aquí te das cuenta que vale la pena subir los 200 escalones, luego visitamos la iglesia, donde encontramos una imagen de San Judas Tadeo. Al salir atravesamos el campo dos Mátires da Pátria, bordeando el edificio de la universidad de Oporto llegando a la praza Carlos Alberto donde degustamos un café con empanadas de porco por apenas 2 euros, muy barato como casi toda la comida que tuvimos. Tomamos un descanso y tomando la rua Carmo entramos en la igreja das Carmelitas, bajamos hasta la Livraria Lello, un lugar que no debe pasarse por alto, construida a principios del siglo XX tiene la primera escalera de concreto fundido en forma de 8 y parece ser de madera!! con sus estantes de madera tallada y sus carros de línea para transportar los pesados libros. Según cuentan aquí han sido rodadas escenas de numerosas películas como Harry Potter. Además en la planta alta exponen orgullosos una ampliación de un artículo del diario español El Mundo, interesante crónica donde el autor relata su sorpresa al descubrir la realidad de Oporto y menciona este sitio como uno de los lugares mas significativos que encontró. Bajamos y luego cuesta arriba por la rua Caldeireiros, hasta tomar la rua Sao Bento Vitória hasta mirador Vitória, que fue el patio privado de la casa que está aquí y que está abierto al público actualmente, algo desaliñado, pero con una vista bonita al río Duero desde las alturas.

Seguimos bajando por callejuelas hasta el Mercado Ferreira Borges, frente al palacio da Bolsa, uno de los lugares más importantes de la ciudad, según cuentan fundada hace dos siglos por comerciantes portenses que ansiaban obtener mayor protagonismo frente a los lisboetas. Este edificio sirvió a dicho fin hasta los primeros años del siglo 21 donde como parte la integración de Portugal en la Unión Europea el mismo fue unificado a otros paises y actualmente se encuentra en Bruselas. Aquí decidimos no entrar pues la hora de la visita en español había pasado, pero parece bastante interesante visitar sus diversas salas que recrean diferentes épocas y culturas.


Justo a un lado esta el complejo Igreja de San Francisco de Asís, muestra del lujo y el poderío de la clase adinerada de la ciudad y devotos de los franciscanos a quienes fueron donados estos terrenos. Toda la cubierta de madera policromada vestida de oro, tan ostentoso que llegados los primeros años del siglo 20 se decidió que en una ciudad donde la pobreza era algo tan habitual no podía darse misa en un templo tan lujoso y quedo relegado a lugar de exhibición. Justo aquí, visitamos las catacumbas que funcionaron como cementerio para los militantes de la orden franciscana hasta que una ley
dispuso que no podían realizarse enterramientos en las iglesias. Están ubicadas justo debajo de la casa museo donde habitaban los monjes y tienen un aspecto sobrecogedor y espeluznante.

Este día, nuestra elección para la hora de la comida fue explorar la ribera opuesta del Duero. Cruzamos el puente Luiz I (obra de la oficina de Gustavo Eiffel al igual que otro puente en Oporto) hasta Vila Nova da Gaia paseamos por la Ribeira de la Gaia desde donde se puede apreciar que la vista era más hermosa aún desde este lado. Comimos en Beira Río, en la terraza, sardinas a la braza, acompañadas por patatas cocidas, además de probar la famosa francesinha plato tipico que consiste en varios tipos de carnes cubiertas por dos panes, y queso fundido aderezado con una salsa típica, muy rico.

Aprovechando estar en la Gaia una visita que se imponía era a una cava de vino. Escogimos la Ramos Pinto que además de visita a la cava, incluía un paseo por el museo donde se cuenta la historia del pintoresco fundador de esta cava que uso métodos de marketing totalmente adelantados a su época para dar a conocer su producto. Además al finalizar el recorrido pudimos catar un blanco y un tinto muy ricos ambos. Totalmente recomendada esta cava.

Para acabar el ajetreado día, tomamos el autobús 500 con rumbo a Matosinhos que es un municipio que colinda al norte con Oporto y posee playas muy concurridas. El recorrido va bordeando el río y permite disfrutar de su discurrir antes de llegar al mar, pudiendo verse a lo lejos el castillo de Foz. Al llegar a Matosinhos cruzamos el puente con rumbo a Leca da Palmera, donde nos habían recomendado unas piscinas naturales muy chulas. La playa tiene vistas muy bonitas aunque un poco frías para nuestro gusto a pesar de estar en pleno julio. Aquí termino nuestro segundo día, escuchando el canto de las gaviotas, mojándonos los pies en las aguas y viendo el atardecer. Para los días siguientes teníamos planeados hacer excursiones a algunas de las ciudades vecinas de las cuales habíamos escuchado muchas recomendaciones pero eso ya es otra historia.