El poblado de Mombeltrán en plena Sierra de Gredos, Ávila y bajo la vista del impresionante pico Almanzor es un interesante destino para una visita-excursión de un día desde Madrid.
Fachada del Castillo de Mombletrán |
Se cuenta que este noble de origen andaluz fue traído a la corte de Castilla por Enrique IV quien habiendo pasado largos años guerreando en tierras del sur, entabló amistad con Diego Fernández de la Cueva, padre de Beltrán quien puso a disposición del rey todos sus recursos. Como gesto de agradecimiento el monarca trajo consigo al volver a uno de los hijos del noble haciéndolo parte de su corte y poco a poco convirtiéndolo en protagonista de su reinado, concediéndole varios señoríos en tierras de Castilla. Fue así que Beltrán de la Cueva de quien también se dice que le devolvió el favor a Enrique engendrando su única hija, dando lugar al nombre histórico de la Beltraneja, siendo señor de esa tierra decidió edificar su castillo en lo alto de una colina, bordeado por un río, de forma que podía dominar todo el valle.
Torre del Castillo |
Este tiene una base rectangular con torres angulares en cada uno de sus extremos que hoy por hoy constituyen una fachada bastante bien conservada. Si se visita puede comprobarse que las almenas que discurren de una torre a otra están intactas. De esto se dice que es un indicio de que la edificación nunca sufrió asedio debido a que esta estructura constructiva era utilizada para repeler las escaladas enemigas por la pared, sufriendo gran deterioro en el caso de que por la misma fuesen introducidos maderos con objetivo defensivo. De la misma forma en algunos puntos, puede deducirse que la estructura inicialmente contó con un foso que posteriormente fue rellenado por un heredero del Duque de Albuquerque cerca de 200 años después de su construcción toda vez que el mismo perdiera su carácter de fortaleza defensiva y pasara a ser simplemente una residencia. De esta reforma realizada por Francisco Fernández de la Cueva, también data la eliminación del puente levadizo y la portada renacentista que claramente es discordante con el estilo principalmente gótico del resto de la edificación.
Interior del Castillo de Mombletrán |
De igual forma la torre derecha de la fachada posterior carece de protección en su parte alta debido a que allí los mozos del duque solían practicar la caza con halcones, costumbre también proveniente de tierras andaluzas.
Techo con forma octogonal, número que los árabes consideraban sagrado |
Analizando las estancias que dan a la fachada posterior pueden apreciarse ventanas que han sido modificadas luego de la conversión de fortaleza en vivienda. Una fortaleza no podía permitirse tener ventanas demasiado grandes ya que la hacía blanco fácil tanto de escaladores como de objetos lanzados envueltos en llamas para prender el interior.
Caminando hacia la torre posterior izquierda puede descubrirse un pozo ciego. Este instrumento de tortura típico de la Edad Media y presente en la historia desde la antigua Roma consistía en un agujero con una profundidad tal que la persona que cayese en el no muriese por el impacto, sino que agonizase en el mismo, probablemente con mas de un hueso roto.
Rasgos de la influencia árabe |
Agujero Saetero para disparar con ballesta |
Una vez dentro, en caso de peligro, se contaba con numerosas provisiones para resistir incluso meses y con una temperatura agradable. A todo esto sumar que cuenta con numerosos agujeros para ballestas para eliminar a cualquier peligro que se acercara.
Cuenta la historia que por una de las ventanas, pasaba los días asomada la reina Juana La Loca, quien pasó una temporada aquí, de todo su período recluida.
Cuenta la historia que por una de las ventanas, pasaba los días asomada la reina Juana La Loca, quien pasó una temporada aquí, de todo su período recluida.
Ventana de Juana La Loca |
El recorrido al castillo puede ser
cumplimentado con una ruta de senderismo por la zona, un baño en el río o en las numerosas posas naturales que en el se encuentran o una comida en el pueblo.
Para realizar la visita al mismo, dada su condición de privado, es necesario concertar el guarda que lo abre a los visitantes y gustosamente expone a ellos su saber acumulado durante mucho tiempo.